hábitos al volante y ahorro de combustible
Podrá ahorrar hasta un 15 por ciento en el consumo de carburante.
Evite brusquedades, grandes aceleraciones y fuertes frenadas.
Al girar la llave, no pise el pedal de gas, no hace falta. Tampoco es necesario dar acelerones para “calentar” el motor. En los coches de gasolina se puede iniciar la marcha directamente y en los diesel, basta con esperar unos pocos segundos.
Una vez en marcha,
inserte rápidamente la segunda velocidad una vez recorridos cinco o
seis metros (a los dos segundos, más o menos).
Engranar las sucesivas
velocidades tan pronto como el coche y el tráfico lo permitan para
circular siempre con marchas largas y a bajas revoluciones. “Estirar”
las marchas subiendo de vueltas el motor incide muy negativamente en el
consumo. Es mejor cambiar a 2.000 rpm en los gasolina y 1.500 en los
diésel.
Adapte la velocidad a
las circunstancias del tráfico mediante una buena gestión de las
distancias. La marcha debe ser fluida y uniforme.
Si está parado en el semáforo deje el pie derecho tranquilo. Ir pisando el acelerador tiene un alto coste económico.
Al decelerar, levantar
el pie del acelerador y deje la marcha engranada. En los coches de
inyección electrónica, el consumo es cero gracias al dispositivo de
corte de marcha por inercia. Nunca ponga punto muerto con el coche en
marcha. Además de peligroso, ya que el esfuerzo para detener el coche se
concentra todo en los frenos, el vehículo sigue gastando.
Penaliza menos el consumo que circular con las ventanas abiertas. En cambio, a baja velocidad sucede lo contrario.
Apague el motor si la parada se alarga más de un minuto. Aunque poco, en ralentí el coche sigue consumiendo. Y además contamina.
Si conduce un coche con distintas opciones de cambio automático, escoja el modo económico.
El exceso de peso penaliza el consumo (y compromete la seguridad).
Portabicicletas,
portaesquís, cofres portaequipajes y demás elementos que entorpecen la
aerodinámica comportan un consumo superior. Dejarlos instalados por
pereza –típico de los portaesquí o portabicicletas- cuando realmente no
se utilizan aumenta el gasto de carburante.
Climatizar el interior del vehículo a una temperatura de confort (22-23 grados en verano) resulta suficiente.
No corra riesgos por el
ahorro. No afronte un adelantamiento (o una incorporación a una vía
rápida) con una marcha excesivamente larga. Aproveche la potencia de su
vehículo para que la maniobra dure el menor tiempo posible.
Utilícelo solo en
aquellos trayectos en que sea necesario y aproveche las alternativas
como el transporte público, la bicicleta o ir a pie.
Con el navegador es más
sencillo. Sin él, dedique unos minutos antes de partir para estudiar
bien la ruta y haga que algún acompañante le indique el camino adecuado.
Evite rodeos innecesarios.
A partir de los 100
km/h el consumo no aumenta de forma proporcional con la velocidad, sino
mucho más deprisa. Tal como señala la DGT, en un viaje de 300 km por
autopista, la diferencia final yendo a 120 km/h o a 140 km/h es de solo
20 minutos, pero ese aumento del 16 por ciento de velocidad se traduce
en un incremento del 40 por ciento en el consumo.